El dólar pierde fuerza: ¿qué está pasando?
Durante los primeros seis meses de 2025, el dólar estadounidense ha mostrado un debilitamiento significativo frente a varias monedas, incluido el peso mexicano. De acuerdo con el Banco de México, el tipo de cambio FIX cerró el 30 de junio en 18.83 pesos por dólar, una apreciación del 9.6% respecto al inicio del año.
“Igual que todos hablan de los aranceles desde que Trump volvió a la Casa Blanca, nadie está hablando de esto: desde 2010 no veíamos una caída tan pronunciada del dólar frente a otras divisas”, explicó Iñaki Martínez, Director Ejecutivo de Wall Street Funded, una firma de prop trading enfocada en educación financiera e inversión.
América Latina: oportunidad en medio del caos
El retroceso del dólar no es solo una señal técnica; también refleja una pérdida de confianza por parte de grandes fondos e inversionistas institucionales.
“Muchos están saliendo de posiciones en dólares o buscando cobertura. Es un momento de riesgo, pero también de oportunidad para las economías emergentes como las de América Latina”, advierte Martínez.
Según el especialista, países como México podrían beneficiarse si fortalecen sus monedas locales, diversifican relaciones comerciales y desarrollan una estrategia financiera más autónoma frente al dólar.
Riesgos macroeconómicos a la vista
Martínez también señala que los mercados globales enfrentan señales de alerta: la bolsa estadounidense en máximos históricos, tasas de interés elevadas, y un bono a 10 años sin ceder.
“Desde cualquier ángulo esto representa riesgo. Los institucionales lo saben. El minorista debe aprender a leer estas señales”, afirma.
¿Es el fin del dólar como refugio?
Aunque no prevé un colapso inmediato del dólar, Iñaki Martínez sí anticipa una volatilidad creciente y una pérdida de centralidad de la divisa en los próximos 12 a 24 meses.
“Cuando el actor dominante pierde fuerza, los demás renegocian las reglas. Lo estamos viendo ya en Asia, Europa y América del Norte”, advierte.
¿Y México? Una ventana estratégica
En medio de este reacomodo, México podría reposicionarse si actúa con estrategia. No solo debe observar la tendencia, sino anticiparse con políticas claras de diversificación.
“Esta no es una amenaza inmediata, pero sí un cambio estructural. Quien esté preparado, puede beneficiarse. Quien no, sufrirá las consecuencias”, concluye.
